Mabel Flores: "El ruido lo hacemos nosotras y no hemos venido a callar" 23 febrero, 2019 Mabel Flores es la suma del talento y la humanidad. La canción honesta que rezuma verdad y sacude emociones. Su inmersión en la canción de autora nos ha llevado a descubrir a una compositora, letrista y vocalista que abarca mucho más de lo que podemos imaginar. Entre mujeres, su último trabajo, es una brisa de aire fresco. La fuerza y el grito feminista que necesitamos y queremos en el panorama musical. ¿Cómo y cuándo surge Mabel Flores? No tiene un inicio firme en el tiempo, la verdad. Empecé a cantar muy pequeñita, siempre me ha gustado. Y escribir, recuerdo pasarme la adolescencia escribiendo en las clases en las que me aburría y cuando tenía alguna bronca en casa. La finalidad era totalmente autocurativa, canalizar y digerir mis movidas. No fue hasta los 20, más o menos, que empecé a tocar algunos acordes con la guitarra y ahí fue cuando estas letras empezaban a musicarse. Con 23 años me mudé a Terrassa, conocí a varias personas que estaban en algunos grupos y me animaron a formar lo que fue mi primera banda, La Flor del Otro. Aquello era un mundo totalmente nuevo para mí, jamás me había subido a un escenario ni había cantado con un micro delante. Duramos cinco años que fueron puro aprendizaje e ilusión. Paralelamente, empecé a hacer algunos baretos sola, pues tenía algunas canciones más intimistas, tipo cantautora, que nunca verían la luz con la banda. No fue hasta 2016 que me acompañé oficialmente de Jofré Orús a la guitarra eléctrica y publiqué el primer EP, Desnudando el alma, algo muy casero y humilde, dándole forma a este proyecto más personal. Podría decirse que el ‘nacimiento’ de forma pensada fue en 2016, pero seguramente la necesidad de cantar y compartir las canciones siempre ha estado ahí. Aún así, creo que la cosa se puso más seria el año pasado, en 2018, con la publicación de Entre mujeres y la disolución de La Flor del Otro, que hizo que me enfocara exclusivamente en este camino. Ese ritmo flamenquito y cañero de vuestras canciones nos recuerda a Chambao o Rozalén. Háblanos un poco sobre tus maestros y maestras. Tendrás alguna influencia. Las influencias que tuve son muy diversas. Mi madre es de Sevilla y de niña escuché flamenco, pero tampoco era el estilo predominante en casa. Al empezar el instituto escuchaba mucho rap y lo cierto es que andaba escasa de referentes mujeres. Descubrí a Arianna Puello con ‘Mira lo que traigo’ y ‘La ley de Murphy’ y a La Mala con ‘Tengo un trato’, pero me faltaba más (lástima que a Gata Cattana la conociera tarde). El reggaeton empezaba a ganarse un sitio entre mis colegas también, y en ese caso Ivy Queen era lo más. Más tarde sí que llegó a mi vida musical el mestizaje, y aquí hubo un montón de referentes mujeres: Chambao, Ojos de Brujo, Canteca de Macao, D’Callaos, La Bebe, Buika… Años después me llegaba toda la ola de cantautores/as, y con ella Muerdo, Pedro Pastor, Rozalén, Eva Ruiz, El Kanka, Juanito Makandé, La Mare, María Ruiz, Alvarito Ruiz… Lo cierto es que me encanta descubrir artistas y música nueva, así que no me cierro a nada que me roce por poco que el alma. Supongo que cada etapa me ha influenciado de una forma u otra. Mabel Flores. Fuente: Facebook de la artista. Tú misma defines vuestra música como “un canto a la tierra, a la luna, a las mujeres, a los espíritus dormidos, dolidos y olvidados, a los corazones heridos y sanados, a lo que se mueve, a lo que está vivo”. ¿Nos hemos desconectado completamente de nuestras raíces y valores en este mundo dominado por la tecnología? Creo que vivimos en tiempos raros, sobretodo aquellas personas que vivimos sin móviles nuestra juventud, o sin whatsApp; las que íbamos a buscar a las amigas llamando al telefonillo o probando suerte en el teléfono de casa. Las charlas en messenger solo a unas horas concretas del día… Todo empezó a cambiar, la tecnología seguramente nos ha cambiado, y también las formas de relacionarnos. Aún así, creo que hay que sacarle el lado positivo a todo, también es cierto que a nivel musical las nuevas tecnologías y las redes sociales han abierto las puertas a artistas independientes como nunca antes y eso es algo muy positivo, ya que también nos permite acercarnos a nuestro público de forma más personal y hacernos accesibles. Como todo en la vida, tiene su lado positivo y negativo. Tu primer EP, Desnudando el alma, de 2016, destaca por su ritmo y también por sus letras comprometidas y reflexivas. Queríamos hablar un poco sobre el outro, ese maravilloso poema, ¡Es una niña! Cómo los roles de género nos son impuestos desde nuestra más tierna infancia. ¿Crees que esto va cambiando poco a poco? ¿Hay esperanza para un futuro en el que niñas y niños puedan ser lo que deseen sin imposiciones? El sistema siempre va a encaminarnos hacia donde le interese, eso está claro, y lo que interesa es que la gente no piense demasiado, ni se cuestione ni salga de los márgenes. Aún así, creo que el pensamiento crítico y sensibilizado con las diferentes opresiones que podemos experimentar como sujetos cada vez está más presente y, aunque queda mucho por avanzar y conseguir, creo que si echamos la mirada atrás podemos decir que estamos dando pasos muy importantes, pese a que el patriarcado y las diferentes formas de ejercerlo estén muy arraigadas y normalizadas aún. El feminismo siempre ha estado presente, eso está claro, no hemos inventado nada, pero está cogiendo una fuerza tremenda y creo que cada vez vamos siendo, como colectivo humano, más conscientes de ello. Aún así, hay personas que lo van a seguir viendo como una amenaza, pero el ruido lo hacemos nosotras y no hemos venido a callar, ni a parir, ni a seguir la norma que nos invisibiliza. Eso lo van a seguir viendo las próximas generaciones, y todo lo que hay en el entorno nos enseña. El ruido lo hacemos nosotras y no hemos venido a callar, ni a parir, ni a seguir la norma que nos invisibiliza El 3 de julio de 2017 salió vuestro single, ‘Mamá África’. Ese continente olvidado, masacrado por Europa y Norteamérica. ¿Cómo se te ocurrió dedicarle una canción? Bueno, revisando los privilegios que cada una tiene, no podemos olvidarnos que somos blancas. Eso es un privilegio en el eurocentrismo en el que vivimos. De alguna forma me siento responsable de formar parte de un monstruo, un monstruo que como bien decís ha usurpado, arrancado y se ha apropiado de la riqueza de otros continentes que ha ido empobreciendo y abandonando poco a poco. La crisis humanitaria tiene responsables, y viven en nuestras ciudades. Esta canción no deja de ser una denuncia y un dedo que señala hacia dentro. Tenía miedo de que saltaran las críticas por ser una persona blanca quien habla de personas racializadas, aunque lo cierto es que lejos de apropiarme de sus historias lo que quise hacer era criticar a nuestro continente (y hemisferio norte) y sus formas de someter a África, Oriente Medio, América del Sur… Por supuesto, no podíamos dejar de hablar de tu último álbum, que salió en 2018, Entre Mujeres, un proyecto precioso y muy necesario, tejiendo redes entre mujeres en el mundo musical. ¿Cómo se te ocurrió la idea y cómo está siendo acogido el disco? Lo cierto es que llevaba unos años en la música y, poco a poco, me fui dando cuenta de cómo los escenarios suelen estar habitados por hombres. Pero si echaba la vista más allá, no solo eran los escenarios, también eran los estudios, los programadores, los técnicos de sonido, los productores, etc. En algunos debates surgía la reflexión y entendí que el mundo musical, como el resto, era un reflejo de la sociedad y, no solo eso, sino que el escenario era un espacio de privilegio y de poder y que, por tanto, no estaba pensado para la mujer más allá de ser la vocalista y la cara bonita. O la chica del merchan. O la fotógrafa. O la novia de… O… Al final sentí la necesidad, durante la creación de las canciones, de centrarme mucho en la mujer, de reivindicarnos como músicas, como dueñas de nuestras vidas, como sujetos activos y no pasivos (y mucho menos mujer-objeto) en las canciones, de repensar la música, las letras… sentí la necesidad de dejar en mi pequeña historia musical algo que pudiera servirme a mí, a las que vienen y a mis compañeras para entendernos fuertes, en colectivo, de visibilizar que somos muchas y que podemos tomar los escenarios, los estudios, los locales de ensayo y los espacios, que también nos pertenecen. Que somos capaces de tomar las riendas de cualquier proyecto y que funcione, que no necesitamos hombres que guíen el camino, aunque si podemos cogernos de la mano para avanzar es mucho más fácil. Lo cierto es que el disco ha tenido una acogida brutal (no esperaba que fuera tan buena) y me ha permitido hacer una gira por un montón de ciudades de la península. Has participado en varias ocasiones en la Sesión de Micros Abiertos. ¿Qué creéis que aportan a nuestra sociedad y a nuestra cultura iniciativas como ésta? A mí la música siempre me ha entrado por la letra. Creo que soy una persona intensa y necesito que las canciones me atraviesen para que me enganchen. Y muchísimxs artistas que han pasado por SdMA lo han hecho. Para mí es el canal de Youtube de referencia, puedo pasarme horas escuchándolo y descubriendo. Como antes decía, las plataformas digitales son una puerta enorme para la música, y estoy segura de que nos ha abierto las puertas aunque sea difícil encontrar la relación directa. ¿Cómo está siendo la experiencia con el grupo La Kayangó, con quien, entre otras cosas, habéis compartido canción en la SdMA? Llevamos trabajando desde setiembre de 2018 para poder ofrecer un directo diferente, menos intimista y más vestido. Adoro sentarme frente a un público en salas pequeñitas y tener algo así como un diálogo con él, de tú a tú, pero también echo de menos los conciertos más grandes que hacía con mi antigua banda, La Flor del Otro. Desde que se disolvió la banda aposté por ampliar la formación y poder hacer ambos tipos de conciertos. Por otra parte, siguiendo la línea de Entre mujeres, también sentí la necesidad de que las personas que formaran parte de La Kayangó fueran mujeres o trans (al menos quise intentarlo, y no ha sido nada fácil, la verdad). Al final, de 7 componentes, 5 somos mujeres, y es algo que me encanta, porque las formas de trabajar son realmente diferentes y hay una complicidad y una conexión difícil de explicar que le da un rollo familiar increíble. ¿Cuáles son tus proyectos a corto y largo plazo? ¿Tenemos otro disco a la vista? A priori, este 2019 quiero rodar con la banda por todos los lugares posibles. Ese es mi único plan (risas). De cara al año que viene me gustaría poder publicar otro disco, pero es algo a lo que quiero dedicarle el tiempo que se merece y cocerlo a fuego lentito, con mucho amor, y no sé si va a ser posible. Todo se andará… Ya para terminar, cuéntanos dónde pueden encontrarte las personas que nos siguen. Dónde pueden conocer tus próximos conciertos y todo lo que se avecina. Hay bastantes conciertos, el más importante es el del 31 de marzo en la mítica Nova Jazz Cava de Terrassa que estrenamos con la banda. Luego se vienen bastantes más, como en el festival Elas Son Artistas de A Coruña, en el Bioritme. Y algunos más que aún no podemos anunciar, así que aconsejo que nos sigan por redes sociales, en Instagram o Facebook para estar al loro de todo. 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